lunes, 27 de diciembre de 2010

Miedo *


Leyendo una investigación realizada me pareció interesante rescatar lo siguiente:

Del 100% de parejas encuestadas, las dos terceras partes coinciden en que lo que le alejó o le hizo decepcionarse de su pareja fue la falta de interés que se notaba de su compañero (a). Y es que es lógico, si el amor nace de la comunicación afectiva, de los detalles tiernos, del interés de verse y las palabras motivadoras que se agregan cada día, nadie puede ser feliz amando a quién no le valore, ni le preste atención, la indiferencia suele ser el arma más dolorosa con la que se asesina el amor más bello que se pudo conquistar.Lo que mata al Amor son las caricias que no damos, las palabras dulces que no pronunciamos, los gestos delicados que se olvidan, el tiempo que le robamos al ser querido para dedicarlo a cosas que realmente se podrían postergar. Lo que mata al Amor es no ser capaces de comprender realmente cuánto nos aman y cuánto nos necesitan y vivir ignorando la dicha y bendición que Dios puso en nuestras manos.
 Amar exige cuidado, atenciones, responsabilidades, respeto y paciencia; y la esencia del amor es hacer el esfuerzo necesario para hacerlo crecer.

La responsabilidad implica estar dispuesto a responder y no significa un deber o algo impuesto desde el exterior, o sentirse así .
El amor verdadero no implica ausencia de conflicto. Los conflictos reales de la realidad interna de cada uno contribuyen para aclarar y  para fortalecer a la pareja.

El amor sólo es posible cuando la comunicación entre dos personas no se realiza desde la superficialidad . No es algo estático ni tranquilo, es un desafío constante de dos libertades que quieren por sobre todas las cosas crecer y estar juntos. Y esto último es lo que las personas deben definir en sus vidas , si desean estar juntas el tiempo que dure esa relación y entregarse o si en el transcurso de la misma seguirán con sus propias resistencias. Estar juntos implica darse la oportunidad de conocerse, de aceptarse, de abrirse, de entregarse.


Hay gente que vive a la defensiva para no sufrir. El sufrimiento es parte de esta vida y no se puede evitar, porque todo ser humano tiene sentimientos y su propio mundo de significados los afecta.

El miedo a la pérdida es el que impide relacionarse mejor. Un encuentro que llega a sorprender, con alguien diferente que produce placer y que hace latir el corazón más rápido, puede ser la vivencia que se estaba esperando, no obstante, aunque la soledad sea la única compañía, antes de entregarse de lleno a esa experiencia comienza a levantarse la barrera automática que se ha creado ante cualquier señal de peligro y se adopta la postura clásica del no compromiso.
Negarse a comprometerse no representa solamente una actitud egoísta de no querer compartir la vida con nadie porque es más cómodo, sino que también tiene un significado psicológico con raíces más profundas; es el miedo a sufrir.





 

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